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Foto del escritorAlejandra Ruiz

¿Por qué dibujar?- Boletín 8




La pintura es un intento de asumir la vida. Existen tantas soluciones como seres humanos. - George Tooker

Dibujo porque mis manos dicen lo que mi boca no puede. Así ha sido siempre. Las personas que sentimos una pasión singular por el dibujo hemos tenido el lápiz en la mano desde que tenemos memoria.


El recuerdo más antiguo que mi papá tiene de mí, es que una vez volvimos a casa muy muy tarde de un viaje largo, que tal vez involucraba una de esas trochas horribles que de alguna manera son insignia de viajar por carro entre las montañas de Colombia. Cuenta mi papá que esa noche cuando llegamos, todos querían irse directo a la cama a dormir, pero lo que hice yo en cambio y para su sorpresa, fue sentarme en la mesa del comedor, sacar mis lápices, y comenzar a dibujar.


Mi mamá cuenta que de muy niña yo le decía que quería pintar ‘obras de arte’, que de chiquita rayaba las paredes, y cuando ella las cubrió con papel para dejarme seguir pintando a mi me pareció que dibujar sobre una cartulina pegada en la pared ya no tenía gracia. Mis tareas favoritas en el colegio era pegarle lentejas y escarchas al abecedario y cada que se necesitaban voluntarios de cuanta cosa artística pudiese surgir, siempre estaba ahí.


Dibujé antes de aprender a hablar.

Antes de aprender a escribir.

Dibujo porque mi manera de entender el mundo tiene que pasar por mis manos y convertirse en algo tangible y a lo mejor por eso nunca entendí las matemáticas.

Dibujo porque siempre tengo algo que decir, pero no siempre puedo encontrar las palabras.

Dibujo para conocerme. Para conocer a otros. Cuando una dibuja se da cuenta de la enorme importancia que toma como catalizador de las emociones que nos agobian, o que nos hacen felices (aunque, para serles muy honesta, raramente mi mejor trabajo viene de una emoción ‘feliz.’)


Hacer arte es una actividad íntimamente humana. Tal vez dibujar no es un acto ‘heroíco’ en sí mismo, pero es familiar y universal.


Dibujar también es vivir en incertidumbre constante porque, hoy todo fluye, pero ¿mañana? de pronto sí. De pronto no. Es aprender a convivir con la duda y con la contradicción, sabiendo cómo dejarlas de lado a veces para poder ver con claridad lo que hemos hecho y por tanto, ver qué camino seguir después.


Dibujo porque me ayuda a aceptarme a mí misma, y he entendido que lo que hace que mi obra sea mía es seguir mi propia voz. Hay una frase de Bob Ross que me gusta mucho y que dice así: “Mientras estés aprendiendo, no estás fracasando. El talento es un interés perseguido, cualquier cosa que estés dispuesto a practicar, puedes hacerla.” Incluso el talento rara vez se distingue de la perseverancia y el trabajo duro a largo plazo. Si bien es cierto que hay personas con ciertas ‘predisposiciones’ o ‘facilidades’ para el arte, este es un músculo. Y como músculo, si no se entrena, no se desarrolla.


Una aprende a hacer su obra haciendo su obra.


Dibujo porque soy terca, y porque he aprendido a no tirar la toalla. Abandonar significa no volver a empezar, y dibujar consiste en intentar las cosas una y otra vez hasta que tengan algo de sentido.


Dibujo porque es parte de lo que soy, y si tuviera que ponerme en palabras de Descartes ‘dibujo, luego existo.’


El dibujo es mi lugar seguro, en él encuentro confort cuando vivir se hace difícil; pero a veces, me resulta peligroso y revelador. A veces me precipita a la duda sobre mí misma; a veces es frustrante, porque para dibujar hay que saber esperar y a veces me cuesta entender que del afán no queda sino el cansancio.



'Pintar no es mas que otra forma de llevar un diario.'- Picasso

(Aunque Picasso es la última persona a la que quisiera citar por el terrible ser humano que fue, creo que en esta frase tiene mucha razón.)


Espero estés teniendo un buen inicio de año.

Nos leemos en un próximo boletín,


Ale

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