
"Echa el freno y disfruta de la vida. Al ir demasiado deprisa no sólo te pierdes el paisaje, también pierdes el sentido de adónde vas y por qué."- Eddie Cantor.
¡Hola amigues! ¿Cómo están?¿Qué tal va su mitad de año? Espero que todo en sus vidas marche muy bien.
Yo por mi parte ando lidiando con el agotamiento creativo más pesado que he tenido en todo el año ( y tal vez, el más pesado hasta la fecha). No ha sido fácil para mi sentarme a trabajar las últimas semanas, me siento agotada física y mentalmente. Trato de mantenerme inspirada, intento crear pero nada sale. Me pareció curioso que en el blog del mes pasado hubiera tocado el tema del agotamiento creativo, pero en este boletín quisiera sumergirme un poco más en él. Entonces, ¿comenzamos?
“La creatividad adopta infinidad de formas y tamaños. Tenemos una tendencia demasiado acusada a equiparar ‘ser creativos’ con pintar retratos perfectos o con escribir la próxima gran novela americana. ¿Por qué nos hacemos eso?” - Tu crítico interior se equivoca. Danielle Krysa.
En mi caso personal (y tal vez, en el caso de muchos otros) mi mejor trabajo ha surgido de seguir y confiar en la intuición. Es algo que he llegado a apreciar mucho en mi propio proceso y en el trabajo de las personas a las que admiro. Entre los factores comunes que he encontrado entre las obras de los artistas que me gustan está la sensación de que el artista se sintió llamado a orientar su obra de determinada manera, a seguir su intuición. Para mí, crear sin intuición, en piloto automático conduce a una falta de espontaneidad y la verdad, a una falta completa de disfrute. Genuinamente pienso que hacer arte debería siempre ser divertido.
Uno esperaría que al vivir del arte y de crear constantemente la creación intuitiva se vuelve más fácil, pero lo cierto es que he descubierto que cuánto más arte creo, menos intuición tengo. Es menos probable que confíe en mi misma y más probable que mi crítico interior me convenza de que el trabajo que quiero hacer es una ‘basura’ y que ‘no vale la pena.’ Perder la confianza en mi misma es uno de los ingredientes base para sumergirme en una crisis creativa: si no confío en mi brújula interior, solo puedo buscar eso que me falta en el exterior, y eso lleva a la falta de motivación y al cuestionamiento de mi propia identidad. Siendo ilustradora comercial he aprendido que a veces no tengo la libertad que yo quisiera: debo equilibrar mi voz y estilo personal con las necesidades del cliente en cuestión y eso a veces puede llegar a disminuir la cantidad de confianza que tengo en mi propio trabajo. Y si bien es un reto que me encanta, porque tengo el inmenso privilegio de vivir de lo que amo, y he tenido la suerte de trabajar con personas increíbles, a veces complico demasiado el proceso pensando en si lo que estoy haciendo les va a gustar en lugar de estar creando desde el corazón.
Todo este exceso de pensamiento ha venido saliendo a la luz este año, de a pocos, primero como un malestar en segundo plano, y se ha venido intensificando las últimas semanas, sumiéndome en un hueco creativo donde simplemente, no soy capaz de crear. He intentado mantenerme optimista. Y si bien siento esta enorme necesidad de mostrarme agradecida por todo lo que la vida me ha dado -y me sigue dando-, también siento la necesidad de desaparecer, de convertirme en una ermitaña por allá lejos y no tener la necesidad de estar creando. Llevo poco más de 2 años como ilustradora (que no es mucho tiempo, pero claramente es un oficio que JAMÁS imaginé que podría hacer) y en ese tiempo he tenido bloqueos creativos que de alguna manera he sabido sortear, como por ejemplo tomarme un día libre donde hago otras cosas y por lo general eso es suficiente para calmar a mi crítico interior.
Durante mi paso por la universidad tuve agotamientos creativos que atribuía al hecho de que en esa época estaba lidiando con un trastorno de depresión y ansiedad que hacía que vivir en general para mi fuera muy difícil. Es cierto que todos nos ‘quemamos’ en un momento determinado, independientemente nos dediquemos a campos creativos o no. Entonces cuando comencé a sentirme un poco abrumada a comienzos de abril/mayo simplemente me encogí de hombros y dije ‘luego tendré tiempo para descansar.’ Pero lo cierto es que la vida adulta no descansa: llegaron más proyectos, más responsabilidades, más preocupaciones. Me encanta mi trabajo, y a pesar de que me siento agotada, sigo trabajando con la mejor disposición porque valoro el contenido que estoy ilustrando. Valoro las personas con las que tengo la suerte de trabajar. Luego de haber estado en el lanzamiento de ‘Cúcuta en una Rayuela’ a finales de junio, mi agotamiento y estrés se comenzó a manifestar físicamente: me sentía más cansada de lo normal, tenía noches de insomnio, pesadillas, y a veces sentía que me iba a dar un ataque de pánico. Me sentaba en frente de mi sketchbook con ganas de dibujar algo y me frustraba, porque a pesar de tener la cabeza con miles de ideas para dibujar, nada fluía lo suficiente como para materializarse. He llorado por eso y mucho; y me he sentido muy desolada porque es como si mi yo creativo me hubiera abandonado.
La mayor parte de julio la he dedicado a hacer las cosas que disfruto fuera del arte. He cocinado mucho: aprendí a hacer el mejor pastel de chocolate vegano hasta la fecha, hice ají de tomate de árbol, aprendí a hacer queso con marañones y en general, me he sumergido en el mundo de la cocina buscando nuevas maneras de preparar los alimentos. En esa búsqueda encontré un episodio del podcast ‘Elemental’ que me tocó demasiado: se llama ‘Del Ombligo a la Tierra’ y ha sido de los podcasts más inspiradores que he escuchado. He reconectado y salido con amigues. Estoy terminando de leer ‘La invención de la naturaleza: el nuevo mundo de Alexander Von Humboldt’ que, honestamente también ha sido un libro que me ha inspirado demasiado y también ando leyendo ‘Minimalismo Digital’ de Carl Newport con vistas a que me ayude a incorporar hábitos más sanos con respecto a mi relación con las redes sociales. He intentado volver a hacer ejercicio, yoga más exactamente. Estoy en clases para aprender a leer el tarot y ando conectando con mi bruja interior haciendo rituales de lunaciones. He visto muchos concursos de pastelería y cocina, y me repetí la última temporada de Stranger Things. Ando haciendo cursos de Doméstika, a pesar de que rara vez los termino.
A algunos de ustedes les parecerá que ando de vacaciones, tomándome un descanso que podrá parecer rejuvenecedor. Pero la verdad, me siento como una niña caprichosa en la mitad de un berrinche, me siento culpable por no estar trabajando, y me pregunto constantemente qué puedo hacer para volver a crear, para volver a caer en los brazos del arte que tanto amo hacer. Entre más tiempo paso desconectada, más desesperada y abatida me siento.
”El único sitio donde el trabajo aparece después del éxito es en el diccionario.”- Donald Kendall.
He hablado de todo esto con mi terapeuta y en últimas la conclusión ha sido la misma: para llegar a puerto hay que navegar aguas oscuras y atravesar tormentas. En lugar de sentirme mal por mis emociones, he estado practicando la auto compasión: validar lo que estoy sintiendo, abrazarme y darme palabras de aliento. En lugar de desterrar a mi síndrome del impostor he tratado de entender de dónde vienen sus críticas y preocupaciones y qué cosas puedo hacer para calmarlo (o calmarme, al fin y al cabo, es mi impostor interior). Pasito a pasito estoy avanzando. Me muevo poco a poco con confianza e intuición, teniendo la fe de que eso me ayudará a guiarme de vuelta, manteniéndome nivelada en mi vida y en mi trabajo.
Ya lo había dicho en el blog pasado pero lo repito: nada en la vida es lineal. Hoy las cosas pueden no pintar muy bien, pero a lo mejor mejoren mañana. Para terminar, quiero darles las gracias, a todos y cada uno de ustedes, a algunos los conozco hace años, y a otros no, pero su inagotable apoyo y ánimo es lo que de alguna manera me mantiene aquí. Después de ver ‘Todo en todas partes al mismo tiempo’ he llegado a creer que realmente todo tiene una razón de ser. Creo que es obvio que todos pasamos por estos obstáculos, independientemente del camino que hayamos decidido recorrer. Espero que compartir mi experiencia les llegue a ayudar si alguna vez se encuentran en el mismo hueco creativo que yo.
Cuídense mucho y nos vemos en un próximo boletín,
Ale
Comentarios